Quilotoa: aguas azules de aires andinos
Publicado el 20 abril, 2012
Los suspiros que saca la laguna, se convierten quizás, en los vientos que suben y bajan alrededor de la provincia. Sus infinitos azules enamoran, su altura marea y su gente abraza. Quilotoa es un pequeño poblado improvisado, que con la llegada del turismo, se instaló en la entrada al cráter.
La laguna de 3,19 km2 se originó con la erupción del volcán en 1797 y la temperatura de sus aguas ronda entre 5 y 15°C.
Las corrientes de viento frío nos guiaron por el sendero que rodea el cráter. Subiendo y bajando, nos encontramos con esponjadas ovejas corriendo entre los pastizales. Vimos campesinos preparando la tierra para sembrar papa, la reina de los platillos tradicionales. Pasamos por cultivos de habas, que no parecían tímidas ante la gran pendiente, pues brotaban con fuerza y bien agarraditas a la tierra. A la izquierda la laguna siempre fiel a nuestro andar. A la derecha alguna casita se asomaba. Atrapados por las nubes, entre infinitos cerros verdes que se multiplicaban uno tras otro en la distancia, seguimos por 5 horas hasta dar la vuelta completa.
Hay otro sendero para bajar al agua, sus tonos cambiantes con el sol, exigen una fotografía panorámica. Abajo hay kayaks para pasear, también caballos para el empinado regreso. La pequeña playa es un lindo lugar para pasar la tarde.
Bien pensadas, las artesanías que más se venden son las ropas abrigadoras de alpaca, gorros y guantes. Con diversos colores y modelos, los vendedores tienen un espacio para sus puestos, junto al mirador.
Para los no tan atléticos, se puede admirar la laguna desde el mirador o a la entrada al sendero (300 metros a la izquierda desde el mirador), donde hay una cómoda banca para sentarse.
En el pueblo, Kichwa por tradición, todas las mujeres danzan con el frío, esquivándolo con sus chales multicolores. Sus infaltables sombreros dan un aspecto auténtico y tradicional al lugar. Las chiquitas, aún con el frío, conservan sus faldas y zapatos de tacón. Para acarrear ovejas, recoger leña, pasear, cocinar o jugar, la vestimenta siempre impecable las une. Algunas adornan sus sombreros con plumas o broches.
Por las noches, todas las chimeneas comienzan a arder. El frío cala a esas alturas (3919 m.s.n.m), pero inspira al romance. Las nubes bajan y los deseos de irse a la cama temprano van creciendo con la oscuridad.
El pueblo se recorre en 5 minutos, casi todas las casas se han convertido en hostales. Hay algunos que ofrecen servicio de restaurante, pero en su mayoría, los hospedajes incluyen desayuno y cena. Visitas de un día son populares, pero para los que quieren ver más allá de la laguna, les recomendamos quedarse por lo menos una noche.
Alrededor de Quilotoa
Viniendo desde Latacunga, es fácil hacer una parada en Zumbahua, donde los sábados se lleva a cabo un mercado al que llegan de los alrededores a vender sus mercancías. No es el mercado más pintoresco del Ecuador pero vale la pena una pasadita. Estando en la zona de Quilotoa, vale la pena adentrarse un poco más en la serranía y visitar el pueblo de Chugchilán (ver nota Chugchilán: una mirada a la vida en los andes). Desde allí, una caminata de 3 horas invita a conocer el pequeño y hermoso poblado de Isinlivi.
¿Dónde dormir?
Hospedaje hay para todos los bolsillos y gustos. El Quilotoa Crater Lake Lodge, recibe grupos grandes, sirve deliciosas comidas y está dirigido a gente que puede ser más exigente (aunque no es nada caro). En el pueblo hay hostales, que yo llamaría posadas, donde cuartos han sido improvisados en las mismas casitas de bloque. Al lado de la laguna, junto a la playa, está el hostal Princesa Toa 2, construido con adobe y paja. Con su sencillez y calidez, brinda un hospedaje más tradicional y económico con una ubicación única. También es posible acampar. Éste último es parte del proyecto comunitario, donde se turnan cada 15 días para trabajarlo. El dinero va al fondo del pueblo y se emplea para mejoras del mismo. En sí todo el pueblo trabaja en conjunto, aunque algunos también participan en sus iniciativas propias. Junto al mirador, está el restaurante Kirutwa que también forma parte del proyecto comunitario y sirven comidas más completas, pero también un poco más caras para lo que normalmente sería una comida en Ecuador. Hay planes de desarrollo de un parqueo y un centro que sirva para los artesanos. Esto con apoyo del gobierno y supuestamente se estará terminando a finales del 2012.
¿Cómo llegar?
Latacunga es el punto de partida para recorrer la zona y es de fácil acceso por la Panamericana. Desde allí salen buses hacia Quilotoa (2 horas) por las empresas Luis F. Vivero e Ilinizas, aunque son pocos al día. Más frecuentes son los autobuses a Zumbahua (1 hora y media) de la empresa Cotopaxi. Desde Zumbahua hay camionetas que cobran U$5 por el viaje hasta Quilotoa (20 minutos). Los fines de semana es fácil compartir el transporte dividiendo el valor entre los pasajeros. También es posible pedir aventón.
Algunos Datos
Recorridos a caballo
Subida desde el cráter U$8
Paseo por el filo del cráter U$20
Autobús Latacunga – Quilotoa U$2 (2 horas) (Transportes Luis F. Vivero y Transportes Ilinizas)
Autobús Latacunga – Zumbahua U$1,25 (1 hora y media) (Transportes Luis F. Vivero y Cotopaxi)
Camioneta Zumbahua – Quilota U$5 la camioneta (busca compartir)
Quilotoa Crater Lake Lodge
Habitación con baño privado (incluye cena y desayuno)
Tel. 059015442
www.quilotoalodgeecuador.com
Hostal Princesa Toa 2 (en el crater)
Hospedaje sin baño, sólo letrina comunal (incluye cena y desayuno) U$10 por persona
Almuerzo completo en Restaurante comunitario Kirutwa U$7,50
www.maquitaturismo.com
Destinos Cercanos
– Baños: aventura y naturaleza entre montañas
– Chugchilán: una mirada a la vida en los andes
– Cotopaxi: volcán nevado de cono perfecto
– Cuenca: histórica, colonial y llena de cultura
– Ingapirca: pared inca, armando el rompecabezas de la historia
– Turismo comunitario Saraguro: viviendo y compartiendo la vida andina
Hola Alejandro,
Linda tu reseña que trae recuerdos de mis tiempos en Ecuador. Cerca del Quilotoa está el Black Sheep Inn, permacultores y con excelente alojamiento y comidas cuyos propietarios (estadounidenses) participan activa y respetuosamente con la comunidad.
Saludos
Cecilia
Hola Cecilia,
Sí les escribimos a Black Sheep Inn, pero ahora ya están cerrados. Supimos de su buena labor, pero por ahora ya no reciben a nadie más. Pero gracias por el tip.
Saludos,
ELi y Ale.