Guatavita: la leyenda del cacique de oro
Publicado el 6 marzo, 2012
…y bañado en polvo de oro, el niño avanzaba en una balsa hasta el centro de la laguna. Con los primeros rayos de sol sobre él, completamente dorado, se lanzaba al agua para fecundar la laguna, que con su dimensión espiritual, le otorgaba el poder de “Guaique” (nuevo cacique). Cuando salía del agua, lo recibían al ritmo de los tambores para vestirlo y seguir con el pagamento de oro, esmeraldas y cuarzo. Las piezas ofrendadas eran regalos a los dioses. Dotados de profundos significados volvían a la tierra para reestablecer el equilibrio del mundo.
Con la llegada de los españoles y el descubrimiento de ésta tradición muisca, se despertaron los leones dormidos de la ambición. La “leyenda del dorado”, una supuesta ciudad de hecha de oro, surge y el deporte de “caza tesoros” se volvió popular entre los blancos del viejo mundo.
La Laguna del Cacique Guatavita sufrió la hostilidad de diversas tácticas para extraer el oro. Desde vaciar la laguna a cubetazos, hasta perforar una de las paredes para desaguar y alcanzar las profundas riquezas. El paisaje fue modificado permanentemente. Hasta hace unos años era posible bajar a la laguna y acampar a sus orillas, pero el descuido excesivo de los visitantes detonó que el sitio fuera regularizado y controlado. Ahora hay una cuota de acceso que incluye el recorrido guiado de una hora y media aproximadamente.
Antes de la conquista española, cuando los Muiscas habitaban este bosque alto andino, en su cielo reinaba el cóndor, era común observar osos de anteojos en un tuno buscando alimento, ver conejos saltando entre las orquídeas. Hoy se trabaja por la regeneración natural del ecosistema
y la visita a la laguna se hace en un recorrido desde la parte alta de sus paredes. El lugar está lleno de energía y misticismo. Sus vistas panorámicas y azules profundos son el escenario perfecto para escuchar las historias asombrosas que cuentan los guías del lugar.
El pueblo de Guatavita
A 30 minutos en auto se encuentra el pueblo de Guatavita. Sus casas blancas con techos de teja decoran las callecitas empedradas que se extienden a lo largo de la laguna Tonimé. Rodeado de lujosas fincas, el ambiente regala un estilo campirano. Sobre la laguna ventosa lujosos veleros navegan, parece que escribieran sobre el agua. Hay restaurantes y tiendas de artesanías, los atardeceres son hermosos. Su encanto puede saborearse en un día.
En sí su la laguna fue creada por el proyecto de una presa. El pueblo tuvo que mudarse, cuando se tomó la decisión. Cada casa blanca y cada teja tuvo que ser reconstruída.
Jardín Colibrí
Camino Guatavita – Guasca encontramos Jardín Colibrí, una excelente iniciativa y opción para pasar unos días. Se trata de una granja familiar en proceso de autosuficiencia, que abrió sus puertas para comulgar con la naturaleza. Con una visión del trabajo en armonía con ella, Mauri y Nicky desarrollaron cabañitas hechas de barro y madera, que ellos mismos construyeron. Producen de manera orgánica gran cantidad de los
alimentos que consumen y de los que ofrecen al turista.
Sus dos pequeños y hermosísimos hijos están siempre involucrados en el trabajo de la granja y son la motivación principal para el desarrollo de actividades de educación ambiental. En el lugar, tienen senderos que van por un pequeño bosque destinado para conservación y con un toque espiritual, promueven prácticas que rescaten la sabiduría de los abuelos.
¡Una excelente opción para hospedarse y compartir!
Nosotros estuvimos poquito tiempo en el lugar, pero lo disfrutamos muchísimo. Ellos son unas grandes personas, súper trabajadores y con un hogar muy cálido. Un plus a la experiencia. ¡Gracias por la charla y compartir!
Para poder disfrutar los alrededores y los tres destinos aquí propuestos son necesarios dos días mínimo para el disfrute pleno. El itinerario propuesto es: Sair desde Bogotá temprano, visitar la laguna y almorzar en Guatavita hasta el atardecer. Después pasar la noche en Jardín Colibrí y de ahí recorrer los senderos de alrededor (una noche es apresurado, pero se puede).
Nosotros visitamos la laguna con Marcos y Joel, familiares de Ale de Bogotá con quienes compartimos varios inolvidables días.
¿Cómo llegar?
De Bogotá a Guatavita se toma la carretera Bogotá – Tunja por la autopista norte o la vía a La Calera. En el kilómetro 35 tomar la variante a mano derecha hacia Sesquilé y luego a Guatavita. El recorrido toma 1 hora y veinte minutos aproximadamente. Para la Laguna del Cacique, hay una desviación antes de llegar al pueblo.
En transporte público, desde la estación Portal del Norte del Transmilenio en Bogotá se toma un bus hacia Guatavita. Para ir a la Laguna del Cacique dorado se toma el mismo bus hasta Sesquilé y de ahí salen taxis para la laguna. Sino, puedes tomar un bus que te deja a unos 20 minutos caminando de la entrada.
Para ir a Jardín Colibrí, toma el bus en la carrera 13 con calle 72 hasta el pueblo de Guasca y desde ahí un taxi (15.000 COP) hasta la granja. Sino, puedes bajarte del bus en 4 esquinas y desde allí caminar 5 kilómetros hasta Jardín Colibrí.
Algunos datos
Parque Natural Laguna del Cacique Guatavita
Entrada: nacionales $9100 COP / extranjeros $13100 COP (incluye visita guiada)
www.car.gov.co
Jardín Colibrí
Mauricio y Nicky
Tel. (313) 2222747, (312) 4710823, (315) 6317783
jardincolibrii@gmail.com
www.jardincolibri.com
Taxi Guatavita – laguna del Cacique $25000 COP
Buseta Guatavita – a 20 minutos de Laguna del Cacique $3000 COP
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