Bahía Concepción: calmas aguas turquesas y arena blanca
Publicado el 13 enero, 2011
Desde que llegamos a Baja California Sur y comenzamos a averiguar por lugares bonitos para acampar, decenas de personas nos dijeron que las playas más bonitas estaban en Bahía Concepción. Una bahía ubicada en el Mar de Cortés, al sur de Mulegé, en la que los cerros forman varias pequeñas playas. Como es una bahía casi cerrada, el mar es completamente calmo y sus serenas aguas son cristalinas.
Salimos de Mulegé y pedimos aventón para llegar a una de las caletas de la bahía llamada El Requesón. Una camioneta de Ángeles Verdes, un servicio de ayuda turística en carreteras, nos recogió. Ellos iban a pararse a comer en la playa El Burro y luego seguían para el sur por lo que decidimos aprovechar para conocer esa playa para después seguir a El Requesón.
Playa El Burro
Es la única de las playas de la bahía que tiene cabañas junto al mar. Al igual que todas las playas de la bahía, El Burro tiene una concesión que se ocupa de mantenerla limpia y ofrecer algunos servicios. En este caso, las cabañas son rentadas por 2500 dólares al año y sus inquilinos son en su mayoría gringos y canadienses que frecuentan el lugar cada año.
Mientras Felipón y Fermin de Ángeles Verdes comían en el bonito restaurant que hay en la playa, nosotros tomamos una cerveza helada frente al tranquilo mar y botaneamos unas cositas que traíamos. Los pájaros no tardaron en acercarse a ver si podían comer algo de lo que el viento nos quitaba. Caminamos por la orilla hasta el otro extremo de la pequeña playa (unos 500m) y regresamos al restaurante a reencontrarnos con nuestros proveedores de aventón para continuar camino. Antes de la partida nos invitaron otra cerveza.
El Burro es una playa muy linda para pasar el día. Comer algo, meterse en el mar, rentar un kayak, tomar una chela y aprovechar un poco el movimiento del lugar. Para quedarse a dormir las cabañas ya están ocupadas y para mi gusto hay demasiada infraestructura y movimiento.
Playa El Requesón
Luego de unos 20 minutos de hermosa carretera junto al mar y viendo aparecer las diferentes playitas de la bahía, llegamos a nuestro destino al atardecer.
La playa ofrece unas palapas que además de techo tienen dos paredes de palmas muy necesarias para el fuerte viento que soplaba. Acampamos en una de ellas e hicimos fogata para cocinar. Enseguida nuestro vecino se acercó a saludar y ofrecernos una gran olla de hierro con hoyitos para hacer el fuego. Larry y su esposa eran canadienses y estaban instalados con su Motorhome (ellos lo llaman R.V. por las siglas en inglés de Recreation Vehicle) desde un mes y medio atrás. Al igual que otros diez campers que se ubicaban en la playa, cada año venían entre diciembre y marzo a El Requesón cuando el frío ataca en el norte. Se instalan y transforman la palapa en una especie de cocina y sala. Traen cocina (estufa), sillas, mesas y hasta luces navideñas. Realmente viven ahí por 4 meses.
Cenamos frente al mar y miramos el cielo repleto de estrellas un rato (con estrellas fugaces incluidas) antes de irnos a dormir.
Al día siguiente con la luz del sol pudimos apreciar mejor la belleza de donde estábamos. El mar parecía una laguna por lo tranquilo que estaba, ni siquiera se oía su movimiento. Los tonos turquesas y verdosos de sus cristalinas aguas sobre la arena clarita se veían hermosos. Las aguas son muy poco profundas por lo que cruzamos caminando a una islita que hay en frente. Exploramos un poco la zona que forma pequeños manglares junto a la playa y subimos a la parte más alta de la isla para ver el otro lado. Sobre un acantilado zopilotes planeaban lentamente y pelícanos se lanzaban al mar desde lo alto en busca de alimento. Allí nos quedamos un rato disfrutando la vista con la brisa en la cara y retornamos a la playa para darnos un rico baño en el mar. Una panga con pescadores regresaba a tierra trayendo lo que llaman “pepinos” por su forma. Una especie de molusco, que según nos contaron, se exportan a Corea y Japón. También un bote inflable con dos vecinos de la playa regresaba con pescado fresco.
Larry amablemente nos prestó una mesa y sillas que aprovechamos para preparar la comida y almorzar mirando el mar. Por la noche nos invitaron a cenar el pescado que habían sacado en la mañana. Todos los vecinos de la playa estaban ahí reunidos comiendo y haciendo bromas. Degustamos el delicioso pescado con vino tinto y hasta brownie de chocolate casero mientras platicamos con la banda que denominamos “Requesón Community”.
Muchas veces tenemos prejuicios al ver la cantidad de gringos llegando con sus camionetotas pero realmente son gente muy amable y bastante respetuosa con el medioambiente. Vienen de Canadá y Estados Unidos y son generalmente jubilados amantes de la naturaleza. En estos meses toda la Baja esta repleto de ellos, así que mejor quítate el prejuicio.
El Requesón es una playa ideal para quedarse unos días a descansar, la tranquilidad está por todas partes. El mar es óptimo para andar en Kayak y salir de pesca. El acceso es muy fácil ya que la carretera principal pasa a sólo 200 metros. No hay tiendas ni ningún otro servicio en la playa más que las palapas por lo que es necesario llevar agua y comida.
Algunos Datos
Restaurant en El Burro
Cerveza 350cc: $20
Cerveza 1 litro: $30
Campamento en El Requesón: $50 por tienda por día
No hay señal de celular en la zona.
La Playa Buenaventura a menos de 2km de El Requesón tiene un restaurante con Internet.
[imageflow id=»10″]
Notas relacionadas
– Guerrero Negro: gris y blanco
– La Paz: una ciudad con esencia de pueblo
– Loreto: la antigua capital de Baja California Sur
– Mulegé: a puerta a Bahía Concepción
– Santa Rosalía: un viaje en el tiempo
quiero reserva una cavaña para estos dias de semana santa donde me puedo comunicar tienen algun telefono aganmelo saber por favor cel 045 615 15 58029 o email remepac@live.com.mx
Hola Magdaleno, nosotros no hacemos resevaciones, sólo compartimos información de destinos turísticos.
¡buena suerte!